18 de octubre de 2012. (ROMEREPORTS.com) El cardenal de Washington Donald Wuerl sintetizó los debates del sínodo en un interesante discurso en el que aporta “líneas de orientación” para continuar los debates de los grupos lingüísticos.
En el resumen afronta la “naturaleza
de la Nueva Evangelización”; el “contexto actual del ministerio
de la Iglesia”; las “respuestas pastorales a las circunstancias
actuales” y los “agentes
y participantes a la Nueva Evangelización”.
TEXTO COMPLETO DEL RESUMEN DEL SÍNODO:
Santo Padre,
Padres Sinodales,
Hermanos y Hermanas en el Señor,
"Seréis mis testigos" (Hch
1, 68).
El Sínodo sobre la Nueva
Evangelización para la Transmisión de la Fe Cristiana empezó con
la celebración de la Liturgia Eucarística en la Plaza de San Pedro.
Nuestro Santo Padre nos ofreció su guía recordándonos que una de
las ideas que aportó el Concilio Vaticano II, de gran importancia
para la Nueva Evangelización, es el concepto de la llamada universal
a la santidad y la manera en que todo cristiano es, por definición,
protagonista en la tarea de evangelización. "Una de las ideas
clave del renovado impulso que el Concilio Vaticano II ha dado a la
evangelización es la de la llamada universal a la santidad, que como
tal concierne a todos los cristianos (cf. Lumen gentium, 39-42)".
Los santos son evangelizadores que
llevan la Palabra de Dios al mundo a través del testimonio de sus
vidas. Dos ejemplos de este eficaz trabajo de inculturación del
Evangelio son San Juan de Ávila y Santa Hildegarda de Bingen, ambos
declarados Doctores de la Iglesia por el Papa Benedicto XVI al
principio de este Sínodo.
Al inicio de nuestras deliberaciones en
esta Aula, el Santo Padre nos ofreció otras palabras que fueron de
inspiración para nosotros. En su meditación durante la oración de
apertura, el Papa Benedicto nos recordó que la confessio es el
primero de los dos grandes pilares de la evangelización. Debemos
saber y proclamar la verdad de Jesucristo. Pero el segundo de estos
pilares es caritas, el amor.
Sólo cuando vivimos la palabra
inseparablemente del amor alcanzamos la evangelización tan deseada
por este Sínodo. "La fe tiene un contenido: Dios se comunica,
pero este Yo de Dios se muestra realmente en la figura de Jesús y
está interpretado en la "confesión" que nos habla de su
concepción virginal del Nacimiento, de la Pasión, de la Cruz, de la
Resurrección" (Meditación, 8 de octubre de 2012).
También el 11 de octubre, en la
celebración que proclamaba el inicio del Año de la Fe y recordaba
el quincuagenario aniversario del comienzo del Concilio, el Santo
Padre indicó otra importante dirección para nuestra labor: "Durante
el Concilio había una emocionante tensión con relación a la tarea
común de hacer resplandecer la verdad y la belleza de la fe en
nuestro tiempo, sin sacrificarla a las exigencias del presente ni
encadenarla al pasado: en la fe resuena el presente eterno de Dios
que trasciende el tiempo y que, sin embargo, solamente puede ser
acogido por nosotros en el hoy irrepetible" (Homilía, 11 de
octubre de 2012).
Durante las últimas semanas hemos
escuchado con atención las reflexiones sobre el significado de la
Nueva Evangelización y cómo la Iglesia debe afrontar las
preocupaciones que han llevado al Santo Padre a realizar esta llamada
para una Nueva Evangelización. Las ponderadas intervenciones de los
Padres Sinodales, como también de los Oyentes, los Delegados
Fraternos y los Invitados Especiales, han enriquecido nuestras
sesiones. El Ordo Synodi Episcoporum establece que es tarea del
Relator General redactar una Relatio post disceptationem que resuma
de la mejor manera posible los debates, para que la siguiente etapa
del proceso pueda seguir adelante.
Las siguientes reflexiones quieren ser
de ayuda al debate en los grupos lingüísticos (circoli minori)
mientras preparan las propuestas que se presentarán al Santo Padre
como conclusión de nuestro trabajo. Con estas observaciones incluyo
también un número de puntos para su desarrollo.
En esta relatio resumiré algunas de
las observaciones presentadas en los siguientes puntos:
1. La naturaleza de la Nueva
Evangelización;
2. El contexto actual del ministerio de la Iglesia;
3. Las respuestas pastorales a las
circunstancias actuales y
4. Agentes y participantes a la Nueva
Evangelización.
1. La naturaleza de la Nueva
Evangelización
De los debates sinodales ha emergido de
manera muy clara que el fundamento de la Nueva Evangelización para
la Transmisión de la Fe es, sobre todo, la acción de la Santísima
Trinidad en la historia. Dios Padre envía a Su Hijo, el cual trae
consigo la auténtica Buena Nueva de quién somos en la potencia del
Espíritu Santo.
La Iglesia participa en este movimiento de Divina
Autorevelación que empieza con la Beata Virgen María cuando ésta,
por la acción del Espíritu Santo, recibe en su vientre la Palabra
de Dios que se encarna en ella para poder así donarse al mundo
entero. Es la Palabra encarnada la que ofrece sus palabras de vida
eterna a aquellos que tienen fe en él. Tras su muerte y
Resurrección, Jesús envió a la Iglesia, su Esposa y nuevo Cuerpo,
al mundo para que continuara su misión evangelizadora.
"Id, pues, y haced discípulos a
todas las gentes... enseñándoles a guardar todo lo que yo os he
mandado" (Mt 28, 19-20).
Jesús nos ha liberado del poder del
pecado y nos ha salvado de la muerte. La Iglesia recibe de su Señor
no solo la extraordinaria gracia que él ganó para ella, sino
también el mandamiento de compartir y dar a conocer su victoria.
Estamos llamados a transmitir fielmente el Evangelio de Jesucristo al
mundo. La misión principal de la Iglesia es la evangelización.
En su reflexión de apertura, nuestro
Santo Padre nos recordó que la Iglesia ha tomado la palabra
"evangelium" y la ha interpretado de una manera nueva y
vivificante para que al proclamarla participemos en el ministerio
profético de los apóstoles, de la Iglesia.
En la misma reflexión, nuestro Santo
Padre subrayó la primacía de Dios en la evangelización. Dios es
quien habla y actúa en la historia. Nosotros, gracias al fuego del
Espíritu Santo, estamos llamados a trabajar humildemente con Dios a
través de nuestra profesión de fe y amor, por medio de la cual la
Palabra de Dios nos atraviesa para llegar a los otros.
La Iglesia no se cansa nunca de
anunciar el don que ha recibido del Señor. El Concilio Vaticano II
nos recuerda que la evangelización es el verdadero corazón de la
Iglesia. En Lumen Gentium, texto fundamental y núcleo de la
reflexiones conciliares sobre la vida de la Iglesia, los Padres
Conciliares pusieron el énfasis en que "este solemne mandato de
Cristo de anunciar la verdad salvadora, la Iglesia lo recibió de los
Apóstoles con orden de realizarlo hasta los confines de la tierra"
(17).
El deber de anunciar la verdad
salvífica no es solo responsabilidad del clero y los religiosos. Al
contrario, este sínodo ha resaltado el importante papel de cada
discípulo de Cristo en la misión de transmitir la fe. El debate ha
acentuado esta participación crucial y vital de todo católico a la
misión evangelizadora, sobre todo mediante la participación
solícita y los dones de los fieles laicos.
Pregunta 1. A través del bautismo,
todos los cristianos reciben una llamada personal que les otorga la
dignidad de ser evangelizadores. ¿Cómo puede la Iglesia fomentar en
los bautizados una mayor conciencia acerca de su responsabilidad
misionera y evangelizadora?
"Jesucristo es el mismo, ayer, hoy
y por los siglos" (Heb 13, 8) y como tal, él hace "nuevas
todas las cosas" (Ap 21, 5).
Esta Buena Nueva incluye muchos
momentos de evangelización. Uno de ellos es la misión ad gentes, es
decir, el anuncio del Evangelio a aquellos que nunca han oído hablar
de Jesucristo. Otro momento de la evangelización es la catequesis
continua y el crecimiento de la fe, que normalmente forman parte del
desarrollo cristiano. Y también está la Nueva Evangelización, que
implica salir al encuentro de aquellos que, habiendo oído hablar de
Cristo habían empezado a practicar la fe, pero por alguna u otra
razón la abandonaron.
Pregunta 2. Una actividad urgente, que
normalmente forma parte de la vida parroquial, incluye el primer
anuncio de la fe y su desarrollo gradual. ¿Cómo puede la comunidad
cristiana ser cada vez más consciente de la importancia de esta
actividad catequística y educativa?
2. El contexto actual del ministerio de la Iglesia
Cuando empezaron nuestros debates, nos
ayudaron mucho las reflexiones de los obispos que representaban a los
cinco continentes quienes nos hablaron tanto de los desafíos como de
la comunión de la Iglesia. Todas las intervenciones expresaron
aspectos de la situación actual, haciendo referencia a los
documentos sinodales de cada continente y a las exhortaciones
apostólicas ofrecidas por ambos, el Beato Juan Pablo II y nuestro
Santo Padre, el Papa Benedicto XVI.
Aun siendo diferentes en los detalles,
todos los continentes han manifestado la necesidad de una Nueva
Evangelización en la medida en que sus propias culturas están
siendo afectadas por el proceso de secularización, aunque de manera
distinta según las áreas geográficas.
Entre los signos de la Nueva
Evangelización en África, América, Asia, Oceanía y Europa se
incluyen las pequeñas comunidades cristianas en una gran variedad de
formas, pues se han convertido en centros vivos de evangelización.
La revitalización de las parroquias sigue siendo el centro de la
renovación de la Iglesia.
La acción del laicado es un desarrollo
esencial y fecundo. Algunos han destacado también la fuerte
tendencia a la globalización y sus efectos, especialmente sobre los
jóvenes. Al mismo tiempo, todos han insistido en que el corazón de
la Nueva Evangelización es Jesús.
Una situación particularmente delicada
surgió en las intervenciones sobre Oriente Medio. Se recordó la
importancia de la presencia de los cristianos en esa zona y que los
católicos han agradecido mucho la reciente exhortación Ecclesia in
Medio Oriente y, sobre todo, la visita de nuestro Santo Padre a
Líbano, que fue un testimonio muy apreciado por la Iglesia en esa
parte del mundo dominada por la influencia musulmana. Se hizo también
un esfuerzo evidente para promover el diálogo interreligioso como
instrumento de paz. Se reconocieron también las dificultades a las
que se tienen que enfrentar las comunidades cristianas.
La presencia del Patriarca Ecuménico,
Bartolomé I; del Arzobispo de Canterbury, Dr. Rowan Williams y de
los Delegados Fraternos, demostró el fuerte compromiso ecuménico de
la Iglesia Católica.
Esto fue también destacado por numerosos
Padres Sinodales.
Pregunta 3. Muchas intervenciones
dejaron claro que hay un consenso sobre el hecho de que éste es un
momento de revaluación del ministerio de la Iglesia para que
reconozca la nueva situación en la que ejerce su ministerio perenne
de llevar el Evangelio de Cristo al mundo. ¿Cuáles han sido algunas
de las experiencias fecundas de esta actividad?
Muchos Padres hablaron del secularismo
y de la indiferencia hacia la religión como parte de la cultura en
muchos lugares del mundo. Por esta razón, la Iglesia debe
enfrentarse al reto de un mundo que busca en otros lugares su fuente
de inspiración.
Muchas intervenciones señalaron la
gran ignorancia que existe acerca de la fe - incluso de sus elementos
más básicos -, prevalente incluso en países con una larga historia
cristiana.
Pregunta 4. Frente a la disminución
del conocimiento sobre el contenido de la fe y la falta de
apreciación del mensaje evangélico, ¿qué nuevas iniciativas se
han tomado para promover una formación clara, atractiva y completa,
especialmente para los jóvenes?
La globalización presenta algunos
desafíos únicos. La emigración e inmigración de un gran número
de personas ha causado su separación del contexto cultural, social y
religioso de su fe.
Muchos valores religiosos y humanos han sido
eclipsados por el secularismo.
Una gran parte de la cultura hodierna
presenta una visión que debilita el tejido social de la sociedad.
Algunos Padres han ofrecido ejemplos de violencia local, y otros han
hablado de una disminución de la libertad religiosa. Todo esto
constituye un desafío al que la Iglesia debe enfrentarse en muchas
partes del mundo.
Muchos Padres han hablado de la
importancia de los medios de comunicación, especialmente de los
nuevos medios electrónicos, mientras la Iglesia intenta llevar
adelante su ministerio de anunciar la Buena Nueva.
Algunos indicaron
que no es suficiente presentar el cristianismo y los valores
cristianos por internet o en películas religiosas. Es necesario
entrar en el lenguaje de los nuevos medios de comunicación. La
Iglesia necesita aprender el arte de la comunicación partiendo de la
práctica real de la comunicación social moderna.
Pregunta 5. El Sínodo ha destacado la
seriedad de los desafíos a los que se enfrenta la Iglesia hoy y que
entorpecen la transmisión de la fe, entre ellos la ausencia de lo
transcendente en una cultura secularizada. ¿Cuáles son algunos de
los retos de la secularización y cuáles son algunos de los
potenciales remedios existentes?
3. Las respuestas pastorales a las
circunstancias actuales
Es necesario reforzar la idea de
comunión eclesial, un vínculo con Dios y, por tanto, entre nosotros
como Iglesia. Se ha corroborado la necesidad de recurrir los
sacramentos, en especial a los Sacramentos de Iniciación, al
Sacramento de la Penitencia y, sobre todo, de poner en el centro la
Eucaristía.
La necesidad primordial de nuestro
tiempo es la renovación espiritual, que la Iglesia debe proclamar y
efectuar.
La renovación espiritual es el elemento más importante de
la Nueva Evangelización en la medida en que implica la renovación
del encuentro personal con Jesucristo y una catequesis que fomente
nuestro crecimiento espiritual.
Pregunta 6. La proclamación del
Evangelio es, ante todo, una cuestión espiritual radicada en una
relación personal con Jesucristo a través de la Iglesia. ¿Cómo
puede la Iglesia crear espacios y momentos de encuentro con Cristo y
mejorar la renovación espiritual, la conversión y la formación a
la fe de los bautizados?
Nuestra participación personal no se
basa solo en nuestra determinación personal.
La Primera Epístola de San Pedro nos
lo recuerda: "Pues habéis sido reengendrados de un germen no
corruptible, sino incorruptible, por medio de la palabra de Dios viva
y permanente" (1 P 1, 23).
El Espíritu Santo vivifica nuestro
compromiso mientras intentamos descubrir de nuevo las verdades
expresadas en el credo. El Espíritu nos fortalece mientras nos
encomendamos a la vida de gracia y virtud prometida en los
sacramentos. El Espíritu fortalece nuestra confianza mientras
abrimos la profundidad de nuestro corazón para que sus dones
reafirmen nuestra fe. La Nueva Evangelización debe inundar la
sociedad en la que vivimos. La cultura es el ámbito de la Nueva
Evangelización. La cultura hace referencia al etos diario, a las
distintas redes de comprensión y significado que dan lugar a muchas
conexiones diarias entre la persona, la comunidad y la sociedad. La
cultura es el vínculo vital que relaciona a la persona con la
comunidad y a la comunidad con la sociedad.
En este sentido, se destacó la
oportunidad de promocionar el "Atrio de los Gentiles" como
una gran contribución a la evangelización de la cultura.
Otros han vuelto a recordar al Sínodo
que el cuidado de los enfermos y de los que sufren es parte de la
verdadera esencia de la evangelización. Los enfermos, las personas
con minusvalías o necesitadas de cuidados especiales pueden ser
también agentes de evangelización.
Se volvió a insistir sobre la
necesidad de destacar el papel de la Iglesia como verdadera presencia
de Cristo en el mundo hodierno.
La Iglesia no es ajena al plan
salvífico de Cristo. Un número de obispos habló de la necesidad de
reforzar el papel del Magisterio de la Iglesia en relación con los
que están comprometidos con la enseñanza de la fe, ya sea a nivel
de especulación teológica o enseñando a nivel de estudios
primarios, secundarios o superiores, y en todas las expresiones de la
catequesis.
Pregunta 7. La vida cristiana se
caracteriza por la transformación de toda la persona en respuesta a
la llamada a la santidad.
¿Cómo puede ayudar la Iglesia a todos los
bautizados para que vivan la fe cristiana y sean testigos del poder
transformador de Dios en nuestra historia?
Entre las respuestas pastorales que
recibieron más atención podemos mencionar el trabajo por la
justicia social y la caridad como identificación de la vida y el
ministerio de la Iglesia. La capacidad de la Iglesia para llevar
adelante sus numerosas obras de amor, ya sea en el área de la
justicia social, el servicio, la sanidad o la educación, fue vista
como parte de su identidad y un signo para los otros, para que
reconozcan la presencia activa de Dios en nuestro mundo.
Pregunta 8. Ser testimonio de la
caridad de Cristo, a través de las obras de justicia, paz y
desarrollo, es parte de la Nueva Evangelización. ¿Cómo puede la
rica doctrina social de la Iglesia anunciar y testimoniar mejor la
fe?
Muchos Padres Sinodales han hecho un
llamamiento para un nuevo Pentecostés. Ven la acción de la Iglesia
hoy, vivificada por el Espíritu Santo, como un reflejo de la energía
de la Iglesia primitiva, cuando los apóstoles empezaron a traer los
primeros discípulos al Señor.
Muchos de los Padres hablaron de la
similitud entre esos primeros días de la Iglesia y nuestro momento
actual. En este contexto, se sugirió que debería haber una
consagración formal del mundo al Espíritu Santo.
Las parroquias en el conjunto de toda
la Iglesia son el lugar reconocido donde se desarrolla la mayor parte
de la vida de la Iglesia. Se ha destacado varias veces la importancia
de las parroquias en el desarrollo de la Nueva Evangelización, pues
ellas son el "locus" donde tiene lugar una buena parte de
la experiencia de la gente con la Iglesia.
Al mismo tiempo, se afirmó la
importancia de las pequeñas comunidades de fe como lugares
fundamentales para el trabajo de la Iglesia hoy, para hacer efectivo
un nuevo Pentecostés.
Varios Padres Sinodales insistieron en
que estas pequeñas comunidades no deberían estar separadas de la
más amplia familia parroquial. Cada pastor tiene que ser capaz de
trabajar con toda la gente confiada a su cuidado, sin limitarse sólo
a una parte de ella.
Pregunta 9. Las parroquias y las
pequeñas comunidades cristianas ocupan un puesto clave en la Nueva
Evangelización. ¿Cómo pueden la parroquia y estas pequeñas
comunidades de fe fomentar aún más y coordinar las iniciativas
pastorales para la Nueva Evangelización?
En la vida diaria, ¿cómo
pueden convertirse en momentos de Nueva Evangelización las prácticas
pastorales habituales de estas pequeñas comunidades cristianas?
Hemos oído hablar de educación a la
fe como punto de partida para la renovación o el refuerzo de la
Nueva Evangelización, la reintroducción del mundo a Jesucristo.
Algunos padres destacaron el elemento educativo, especialmente para
los jóvenes, como constitutivo de la Nueva Evangelización, y
nuestra manera de proyectarnos hacia el futuro para devolver a la
gente a la experiencia de Cristo.
Los Padres Sinodales subrayaron la
necesidad de encontrar modelos prácticos y concretos para ofrecer a
la gente joven una adecuada educación a la fe. Es particularmente
evidente que estos momentos deben incluir la instrucción de los
niños y adolescentes. Pregunta 10. Desde la publicación del
Catecismo de la Iglesia Católica, se han hecho muchos progresos en
la renovación catequística. ¿Cómo puede la Iglesia diseñar un
programa de catequesis que sea a la vez básico, completo e
inspirador en la búsqueda de la verdad, la bondad y la belleza?
Los jóvenes son el futuro de la
Iglesia. ¿Cómo puede la Iglesia educarlos y catequizarlos mejor a
la grandeza de una relación con Jesucristo a través de la Iglesia,
desafiándolos a consagrar su vida plenamente a Él?
En esta perspectiva, algunos
insistieron acerca de la necesidad de poner un mayor énfasis en el
ministerio de la catequesis. Los catequistas pueden ser de gran ayuda
para la Nueva Evangelización, especialmente en el contexto de las
familias, pues son ellos quienes transmiten su fe a los niños.
Pregunta 11. Los catequistas tienen un
papel crucial en la transmisión de la fe. ¿Ha llegado la hora de
dar a los catequistas un ministerio institucional y estable dentro de
la Iglesia? ¿Cómo puede la Iglesia mejorar su ayuda a los
catequistas en su importante ministerio?
Los Padres Sinodales hablaron sobre la
necesidad de reclamar la tradición kerigmática católica para
transmitir la Palabra de Dios con audacia, a tiempo y fuera de
tiempo, para reclamar la voz profética de la Iglesia, para discernir
el signo de los tiempos que llama a la Nueva Evangelización y para
participar en la proclamación y la experiencia de una respuesta
católica a estos signos de los tiempos.
En la misma perspectiva, algunos Padres
Sinodales destacaron la importancia de la piedad popular como
expresión de fe del pueblo de Dios.
Hubo un considerable consenso sobre el
valor de las peregrinaciones, especialmente a santuarios Marianos.
Este fenómeno ofrece una gran posibilidad de evangelización.
Por ultimo, se ha reconocido que la
Nueva Evangelización no es un programa del momento, sino un modo de
mirar al futuro de la Iglesia, para comprometernos todos en la
invitación, dirigida primero a nosotros mismos, de renovación de la
fe, y después a todos aquellos que nos rodean, en la aceptación
gozosa de la vida en Cristo Resucitado.
4. Agentes y participantes en la Nueva
Evangelización
Se prestó atención al papel de la
familia, pues ésta representa el instrumento a través del cual la
fe se transmite, incluso en las situaciones más difíciles. Se debe
promover la vida familiar, sobre todo hoy, cuando sufre tanto bajo la
presión de la nueva visión secularizada de la realidad.
Pregunta 12. Como Iglesia doméstica,
la familia es indispensable no solo para la transmisión de la fe,
sino también para la formación de la persona humana. ¿Cómo puede
la Iglesia mejorar su apoyo y guía a la familia en su crucial
ministerio de proclamación del Evangelio, para que tenga además un
papel más activo en la transmisión de la fe y los valores humanos?
El Sínodo habló también sobre el
papel fundamental de las mujeres en la vida de la Iglesia y, en
especial, el lugar de la madre en la familia para la transmisión de
la fe.
Un impulso pastoral sistemático y
coherente requiere una formación continua y permanente de los
sacerdotes, en la comprensión de la proclamación gozosa del
Evangelio en una época en que hay poca formación sobre el misterio
de Cristo.
Quienes se están preparando para el
sacerdocio tienen que ser formados para entender la singularidad de
su ministerio y su relación con la evangelización.
También deben
ser formados en el reconocimiento que consagrarán sus vidas al
servicio de la Iglesia como sacerdotes célibes.
Pregunta 13. El sacerdote ocupa un
lugar único en la evangelización y la transmisión de la fe. ¿Cómo
puede la Iglesia promover un mandato imperativo misionero en el
ministerio del sacerdocio?
Muchos han destacado el papel del
laicado en la labor de la Nueva Evangelización.
A todos los niveles,
ya sean en las áreas profesionales de la educación, la política,
las empresas o en todas las áreas de compromiso de los laicos, es
tarea de todo católico invitar a la gente a volver a la práctica de
la fe. Esto se hace de palabra, pero también y principalmente con
hechos, acciones y con nuestro modo de vida.
Pregunta 14. El laicado es
indispensable para la Nueva Evangelización. ¿Cómo puede la Iglesia
integrar de manera más completa al laicado en la organización de la
Iglesia local, para que los laicos, hombres y mujeres, participen con
el sacerdote en la evangelización de la comunidad?
Algunas intervenciones destacaron
también el fenómeno migratorio, tan extendido actualmente. A
menudo, cuando los católicos llegan a nuevos ambientes dejan de
practicar su fe. Darles la bienvenida y acogerles en la comunidad
puede ser una forma de Nueva Evangelización.
La importancia de María, Madre de la
Iglesia y de la Nueva Evangelización como modelo y patrona de
nuestros esfuerzos surgió en varias intervenciones.
Su fe nos empuja
a responder del mismo modo. Fue por razón de su fe que la Palabra de
Dios entró en nuestro mundo. Imitando a María, por medio de nuestra
fe y testimonio en la vida del Espíritu, podemos provocar un cambio
en el mundo en que vivimos.
Nuestro trabajo ahora consistirá en
determinar las propuestas que guiarán los esfuerzos de este Sínodo
y que serán presentadas al Santo Padre como marco de referencia para
su reflexión.
Por esta razón, parece lo más adecuado enumerar una
serie de puntos:
1. La intervención gratuita en nuestra
vida del amor de Dios se expresa de distintas maneras, pero en última
instancia y de forma plena en su Palabra encarnada, Jesucristo;
2. El don del Espíritu Santo ilumina
nuestras mentes y fortalece nuestros corazones para aceptar la
Palabra de Dios y vivir según ella;
3. Cristo es el sujeto de nuestra fe y
el encuentro personal con él nos invita a ser sus discípulos;
4. Encontramos a Cristo en y a través
de su Iglesia, su nuevo Cuerpo;
5. Cristo y su Evangelio están en el
corazón de la proclamación de la Iglesia;
6. Todos los fieles, laicos, religiosos
y clero están llamados a abrirse a un nuevo Pentecostés en sus
vidas;
7. Transmitir el contenido de la fe, el
credo, es tarea de todos, pero especialmente de las familias, las
parroquias y las pequeñas comunidades;
8. La parroquia es el lugar donde la
mayoría experimenta la vida de la Iglesia;
9. Algunos temas de la Nueva
Evangelización incluyen la familia, el matrimonio, la formación de
la fe, la libertad religiosa, la atención a los pobres y el papel
del laicado y
10. Deben mencionarse algunas
expresiones prácticas de la labor evangelizadora de la Iglesia que
parecen haber tenido éxito.
Conclusión
El crecimiento de la semilla necesita
tiempo. La acción intencional y deliberada de un impulso diligente y
sólido hacia los católicos inactivos a nivel personal plantará
nuevas semillas, mientras renovamos nuestros esfuerzos para proclamar
la Palabra de Dios y la transmitimos de nuevo a cuantos se han
alejado de la Iglesia.
El Sembrador nos confió las semillas.
Ya conocemos nuestras dificultades, las tensiones, nuestra angustia,
nuestros pecados y debilidades humanas. Sin embargo, él nos llama y
coloca las semillas en nuestras manos y las confía a nuestro
gobierno.
La semilla es el principio de la fecundidad. Plantar la
semilla nos llama a vivir la Palabra de Dios y a compartirla con
alegría.
Que María, Estrella de la Nueva
Evangelización y ejemplo para cada discípulo, misionero y
evangelizador, interceda por nosotros para que el trabajo de este
Sínodo dé frutos abundantes para la gloria de Dios y la salvación
de todos los hombres y mujeres.
Gracias.
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