jueves, 4 de octubre de 2012




DIÁLOGO Y PLURALIDAD DE PENSAMIENTO, VITAL PARA LA NECESARIA RECONCILIACIÓN DEL PAÍS: OBISPO ARIZMENDI
MEXICO, D.F., A 3 DE OCTUBRE DE 2012.

*En la primer jornada del Encuentro Fe y Cultura, Diálogo por la Paz en México se subraya la importancia de generar esperanza y construir a partir de diferentes puntos de vista

La realidad actual de México exige que todos nos escuchemos con respeto, con apertura de mente y corazón, pero sobre todo que asumamos con madurez la pluralidad de pensamientos, religiones, culturas y opciones, estableció  el obispo Felipe Arizmendi, presidente de la Dimensión de Cultura de la Conferencia del Episcopado Mexicano en la inauguración del encuentro Fe y Cultura Diálogo por la Paz en México.

En su mensaje al inicio del Encuentro, que  por primera vez, en décadas, reúne a intelectuales creyentes y no creyentes en un foro para hablar del dolor, el sufrimiento y la reconciliación en el país, el obispo Felipe Arizmendi afirmó que no  se debe caer en un relativismo disgregacionista.

No toda postura vale lo mismo, pero toda persona merece respeto, dijo. Toda persona tiene una dignidad que Dios le dio y que El mismo respeta, aunque esté equivocada, todo en aras de la paz y la reconciliación de  México, subrayó.

En el auditorio Fray Angélico, del Centro Cultural Universitario, ante  más de 400 invitados  acudieron intelectuales creyentes así como no creyentes, para entablar un diálogo sobre los caminos de paz, reconciliación y esperanza:  el maestro Jesús Silva Herzog Márquez, la doctora Isabel Cabrera Villoro; la doctora Soledad Loaeza; el maestro Arturo Sánchez Gutiérrez; el doctor Hugo Hiriart; Javier Sicilia, (quien envió un mensaje); Melchor Sánchez de Toca, subsecretario del Consejo Pontifico para la Cultura; el doctor Guillermo Hurtado, el doctor Carlos Elizondo Mayer Serra  y el doctor Rodrigo Guerra miembro del Pontificio Consejo de Cultura y Paz

El obispo Arizmendi, dejó en claro la posición de la iglesia en estos momentos claves para la nación y explicó que el amor a México llevó a organizar este diálogo.

“La preocupación por el dolor de tantas personas que sufren. El interés de ofrecer nuestro sencillo aporte a la paz social. No podemos quedarnos indiferentes ante tantos problemas; tampoco reducirnos a lamentos, a críticas, a culpabilizarnos unos a otros. Queremos generar esperanza, pues no todo está perdido. Hay caminos, hay luces, hay corazones buenos y nobles. Es posible sentarnos a dialogar, escucharnos unos a otros, con nuestras legítimas divergencias y posturas”, señaló.

En una introspección y análisis del dolor y sufrimiento presente en el país, académicos y creyentes católicos pugnaron por un cambio de época  donde prive la esperanza  y se asuma con madurez la pluralidad de pensamientos, religiones, culturas y opciones para lograr la reconciliación nacional.

En un ejercicio inédito se delinearon estrategias para abrir con esperanza el futuro, pues el dolor y sufrimiento son condiciones que interpelan para buscar un mejor futuro,  en el entendido de que las realidades lacerantes deben ser transformadas pues no son propias del género humano.

Terminó diciendo “no ambicionamos puestos políticos. No pretendemos imponer la religión católica a todos los mexicanos.  Si  en algún tiempo de la historia hubo imposiciones  de nuestra parte, hemos pedido perdón y anhelamos que nos se repitan.  Queremos educarnos y evangelizar para el respeto a la pluralidad, como base para la armonía social, para la reconciliación nacional”

Ahí, la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, Teresa Vicencio Álvarez, subrayó en su mensaje inaugural que “me congratulo de estar aquí porque como decía Gandhi la paz se construye con la paz y este es un acto pacífico, un espacio de encuentro para dialogar. Desde el Instituto Nacional de Bellas Artes, que me honro en dirigir, ha sido posible para el Estado mexicano trazar un camino que abona a fortalecer el tejido social para garantizar la v ida pacífica de los mexicanos. ”.

Terminó con una frase  de  Benjamín Franklin: “o caminamos todos juntos hacia la paz o nunca la encontraremos”.

En el mensaje de apertura, el obispo Felipe Arizmendi, recordó las palabras del Papa Benedicto XVI en su reciente visita a Líbano donde expreso “Hoy, las diferencias culturales, sociales, religiosas, deben llevar a vivir un tipo nuevo de fraternidad, donde lo que une es justamente el común sentido de la grandeza de toda persona, y el don que representa para ella misma, para los otros y para la humanidad.” (15-IX-2012).


En el foro organizado por la Dimensión de Cultura de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM); la Universidad Pontificia de México, el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM: el Centro de Investigación y Docencia Económicos; el Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana; la Universidad Iberoamericana y el Centro Universitario Cultural, Arizmendi agregó que ante tantos signos de fractura social, política, cultural y religiosa a nivel nacional, ante las posturas radicales y la posible incapacidad de vivir en respeto, armonía y paz dentro de una legítima pluralidad,  es necesaria la unidad más allá de las normales divergencias.


En el mensaje que envío el poeta Javier Sicilia, enfatizó que “frente al sufrimiento de las victimas en México, algunos han decidido nombrarlas, abrazarlas,  tomar al lado de ellas, su defensa, tratar de salvar a otros y buscar una ruta hacia la paz y la justicia. Mientras que otros, reducidos a esa lógica perversa de que las desgracias les suceden siempre a otros o , bajo la abdicación mas perversa del Estado y su propaganda las han querido reducir”.

Ha dicho también  el poeta  que frente a la violencia y el dolor: la verdad, la única y real verdad, es que ahí Dios no está. Si hay algo de él es, al igual  que sucedió en Getsemaní y en la  cruz, su silencio, su terrible y abismal silencio. ¿Cómo interpretarlo? De la única manera posible: porque Dios es amor y el amor, contrariamente a lo que nos han enseñado, es pura impotencia, una impotencia cuyo rostro es el sufrimiento mismo de las víctimas.

La participación de la doctora Isabel Cabrera Villoro enfatizó que ante la criminalidad que vivimos en México no basta el uso de la fuerza del Estado, más aún son caminos limitados que tratan de enfrentar la violencia con la violencia. Debemos estar convencidos de que hay otros caminos que el Estado mexicano debe buscar aunque sean más largos pueden ser más efectivos sin tanto dolor.

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